“¡Pedri, Pedri, Pedri!”, gritaba (en realidad pedía) la hinchada de la Roja en el estadio Martínez Valero. Por entonces, la selección española ganaba por 1-0 y el balón estaba en los pies de Mikel Oyarzabal, mientras desde el VAR se revisaba un posible penalti de Mamardashvili a Ferran Torres, que se había quedado solo en el área, justamente tras un precioso pase de Pedri. La gente quería el gol del 20, tanto o más como Ferran quería ser el encargado de mandar el balón a la red. Ganó Ferran, también Mamardashvili. Por esas reglas no escritas (algunas absurdas, como esta), al que se le comete el penalti lo ejecuta, y el único beneficiado fue el portero del Liverpool, que paró el séptimo de su carrera (31). Nada nuevo para Mamardashvili ni para Ferran Torres, que ya había visto cómo el guardameta georgiano lo había negado también desde los once metros en un Valencia-Barcelona.
